Mini relato
EL PEDIDO
Detestaba el apodo con el cual los asiduos clientes de
su expendio de carnes se referían a él. Al escucharlo se le despertaban los más
profundos deseos de agredir a quien osaba pronunciarlo en su presencia.
Llega una agraciada jovencita que, a simple vista, por
sus modales y vestimenta, denotaba venir de la capital. Con un suave y educado
tono de voz dice:
-
¡Buenas tardes!
-
Traigo el pedido de la Hacienda El Recreo.
-
¿Es usted el señor Tucán?
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