EL CORAZON EN LA MANO
La pequeña sentada en los escalones al frente de la
vivienda, se disponía a saborear una taza de leche. Vestida primorosamente,
coloca el tazón a su lado con cuidado, evitando derramar el contenido sobre su
limpio vestido.
Se quedó impávida con la mano levantada, al sentir
acercarse un perro, engalanado para la feria, que ávidamente sorbió el contenido
del tazón y con el mismo ímpetu que había llegado, se alejó huyendo de quienes
lo perseguían.
La madre estupefacta, a escasos metros de la escena,
estaba petrificada, sintiendo como si tuviera el corazón en la mano.
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