CAROLINA:
HEROE ANÓNIMA
Esta
historia trata de una mujer, que vivía en los suburbios de la ciudad. Era muy
conocida y apreciada por todos los vecinos y habitantes de la zona. ¿Qué tiene
de extraordinaria, para escribir sobre ella? Al final de la lectura lo sabrás.
Carolina,
ocupaba la planta baja de la casa, la cual mantenía bien aseada. La parte alta
la había acondicionado para hospedar a
las personas que necesitaban una estadía temporal.
Ella
le había dado albergue a seis niñas que
habían llegado a la ciudad escapando del maltrato físico y del abandono de sus
padres. Poco a poco las fue formando en valores y las enseñó a leer, a escribir
y a contar. Una vez, que alcanzaron los conocimientos básicos las motivó a
asistir a la escuela. Tres de ellas habían culminado los estudios de secundaria
y estaban estudiando carreras cortas, que les permitiera obtener ingresos
propios. Las otras tres muchachas que Carolina recogió en su casa, habían
alcanzado la mayoría de edad, se quedaron a vivir con ella y se dedicaron a
ayudarla a en las actividades de apoyo a la comunidad.
Entre
las cualidades que tenía Carolina, destacaba una enorme sensibilidad, lo que la
motivaba a estar siempre dispuesta a colaborar con sus semejantes.
En
el barrio, por iniciativa de ella, se había organizado un centro comunal, donde
las mujeres y las niñas podían aprender costura, manualidades y otros oficios
artesanales. Además de aprender un oficio, desarrollaban competencias y
técnicas artesanales tradicionales que les permitiera generar ingresos propios,
así como a la conservación de las tradiciones culturales.
Carolina
había contribuido, sin proponérselo, con su comunidad en el proceso de
autogestión comunitaria, mediante el cual muchas señoras habían logrado
aumentar sus ingresos al unirse y formar cooperativas de corte y costura unas,
otras abrieron peluquerías, algunas se dedicaron a la elaboración de pan
artesanal.
Las
primeras señoras enseñaron a otro grupo y así fueron integrándose cada día, más
y más personas de la comunidad y formándose grupos de relevo. Inclusive los
hombres que habían sido inicialmente reacios a la idea de hacer cursos de
capacitación, se habían incorporado organizándose para enseñar albañilería,
plomería, siembra de sábila o aloe vera,
tejidos de hamacas, entre otros.
Puede
decirse que en la comunidad donde vivía Carolina, realmente supieron utilizar y
sacarle provecho a la organización comunitaria, con espíritu de unidad,
colaboración y bienestar para todos.
¿Cómo
se había podido lograr todo eso? Gracias a la humildad de Carolina, quien con
mucho amor y respeto había logrado ganarse el afecto de los vecinos de la
barriada. Siempre estuvo dispuesta a ayudar a los demás, con palabras de
afecto, sin ofender ni criticar a nadie. A ella se habían plegado las vecinas
fundadoras del barrio, que eran las líderes y entre todas, guiadas por
Carolina, habían logrado organizar y concientizar a los demás, así como también
habían conseguido algunas ayudas del gobierno local.
Al
centro comunal llegaban personas de otras comunidades deseosas de participar en
los cursos. Eso propició que pronto se difundiera la actividad que se
desarrollaba en él. Tiempo después, llegaron periodistas buscando entrevistar
las personas que dirigían dicho centro, pero Carolina se las arreglaba para
conservar su anonimato y persuadía a otras personas para atender a los
periodistas, porque no le gustaba la publicidad.
Las
que vivían con Carolina y a quien ella llamaba sus hijas eran quienes
organizaban todo. Se puede decir que trabajaban detrás de cámara, Llevaban los
registros de las actividades realizadas, inscribían a las personas que hacían
los cursos y también a los facilitadores. Cada tres meses, Carolina y sus
chicas, se reunían con los líderes comunales para exponerles las actividades
realizadas y los egresos que se hubiesen presentado.
La
transparencia con que manejaban todas las actividades de capacitación era la
razón por la cual habían logrado tantos beneficios para la comunidad y le había
permitido ganarse el respeto y la confianza.
Carolina,
como tantas que existen en muchos lugares, aunque sus hazañas sean solo
conocidas en su vecindario, era considerada por los miembros de la comunidad
como una héroe anónima.
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